top of page
Buscar

Espejos.

  • Foto del escritor: Gracia Sobre Gracia
    Gracia Sobre Gracia
  • 23 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 25 ene 2020

“¿Cuál es el sentido de la vida?” Una pregunta muy frecuente casi nunca contestada, se trata de algo tan grande que existe toda una ciencia dedicada a contestar esa pregunta: la filosofía, y aún a pesar de todo el esfuerzo que se ha puesto, sigue sin respuesta.

¿Cuál podría ser ese sentido? ¿Ser felices?, ¿amar?, ¿ser exitosos?, ¿lograr nuestras metas?, ¿ser buenos?, ¿darnos a conocer?. No es que estas cosas sean malas o no puedan formar parte de nuestra vida, pero son demasiado efímeras como para llenar el propósito con el que fuimos creados.

Me alegro de informarte que la palabra de Dios nos da una respuesta a esa pregunta que creo que te sorprenderá: Tu vida no se trata de ti.

“Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé” –Isaías 43:7

En este pasaje Dios mismo está hablando de nosotros, de quienes Él hizo y formó, y menciona el propósito con el que lo hizo: para su gloria. Nos creó con el propósito de que le glorifiquemos a Él y no a nosotros mismos, de que mostremos su gloria. En otras palabras: nos creó para reflejar su gloria, como espejos.

Esto es el glorioso sentido con el que fuimos creados, no es glorioso porque nosotros lo seamos, sino porque reflejamos a alguien que lo es.

Pero el pecado llegó a quitarnos este propósito, a poner un velo delante de nuestros rostros que nos impedía ver a Dios, nos condenaba a estar separados de Él. Sin embargo, gracias al sacrificio de Cristo, ese velo ha sido quitado. Cristo no vino a morir para que seas feliz, ni para que no sufras, ni para que tengas una vida placentera; Él vino a morir para que ese velo sea quitado de tu rostro y vuelvas al propósito original con el que fuiste creado, pues en Él está la verdadera libertad. La ley nos condena, pero Cristo quita ese velo.

“Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un velo les cubre el corazón. Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, ahí hay libertad” -2 Corintios 3:15-17

Cristo te da la posibilidad de quitarte ese velo del rostro, de estar en comunión con tu creador y reflejarle. Y ¿sabes? Él no te pide que vengas ante Él con grandes atributos y reconocimientos, te pide que vengas con la disposición de reflejarlo a Él y no a ti mismo.

En casa de mi abuelita hay varios espejos con grandes manchas de sarro, estas partes del espejo son completamente inútiles, ¿por qué? Porque cuando uno las mira, no ve el reflejo de lo que está en frente, sino que ve el espejo en sí mismo, y éso lo vuelve totalmente inútil. El propósito de un espejo no es mostrar al espejo mismo sino reflejar lo que tiene en frente, y para que un espejo cumpla esta función no se necesita que esté cubierto de joyas ni de un tapizado hermoso, se necesita que esté vacío, que no muestre nada de sí mismo y todo de lo que está frente a Él.

Juan entendió bien esto, y entonces dijo estas palabras:

“Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe” -Juan 3:30

Que nosotros mengüemos permite que glorifiquemos a Dios, ¿por qué?, porque nosotros somos pecadores, transgresores, incapaces de hacer lo bueno. Pero cuando nos vaciamos de nosotros mismos y le reflejamos a Él, entonces hacemos lo bueno, andamos en sus caminos. De esta forma nosotros estamos perfectamente conscientes de que todo lo bueno que hoy puede verse en nosotros, no proviene de nosotros mismos, sino de Cristo, quien se está reflejando en nuestras vidas. Y esto no es una obra nuestra, sino acción suya.

“Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu” -2 Corintios 3:18

Así que vuelve a tu creador, al glorioso propósito que Él diseñó para ti. No tengas miedo ni te sientas incapaz, sino descansa en que no se trata de ti ni de tus capacidades. Se trata de Él, y Él es capaz. Acércate vacío de ti mismo y Él te transformará para que le des la gloria al único que la merece.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” –Gálatas 2:20

Ahora tienes un propósito:

“En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” -1 Corintios 10:31

La Biblia nos manda, no sólo a hacer todo como para la gloria de Dios, sino a hacer todo PARA la gloria de Dios. No está hablando sólo de la intensidad de nuestras acciones sino de la motivación detrás de ellas. De esta forma, este mandato también sirve para guiar nuestras acciones. Si lo que tenemos en mente hacer de ninguna forma le da la gloria a Dios, entonces no es conforme a su propósito para nuestras vidas. Hagamos todo para su gloria, y te aseguro que en ello encontrarás plenitud.

¿Todo? Sí, todo.

 
 
 

Comentarios


Post: Blog2_Post

©2019 por Fernanda Ramírez. Creada con Wix.com

bottom of page